Sobre mí
Padre de Paula e Ivet, de vez en cuando escribo en El Blog de David Solé Pérez
Si has llegado a este sitio podrás ver que llevo varios años como profesional de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación, algo de lo que me considero un entusiasta desde que apenas tenía 13 años. Fue entonces cuando mi padre y yo fuimos con toda la ilusión del mundo, creo que él incluso más que yo, a comprar nuestro primer ordenador, un Olivetti Envision P75 de 1995 "muy futurista" con teclado inalámbrico y mando a distancia.
Fue por el 1996 cuando nació en mí un especial interés por la informática pues tanto trastear mi flamante Olivetti un día dejó de funcionar... Menuda decepción, no había forma que arrancara... Fueron varios los que pasaron por él, unos más expertos que otros, pero mi primer Windows 95 estaba roto por dentro y nadie podía ayudarme. Me leí manuales obviamente en papel, lo de Google "tutorial para arreglar..." en esa época no existía, revisé por dentro los componentes (a ver si hay algo suelto), y mira por dónde leí algo de un "disco de arranque" así que decidí hacer una llamada.
Era un chaval de 13 años hablando con una gente medio italiana, les explicaba que mi Windows 95 estaba roto y que necesitaba un disco de arranque... Vaya, parece que me entendieron y a los pocos días llegó un sobre a casa que contenía un disco mágico: mi primer disco de arranque, 3,5" flexible, con una etiqueta que ponía "Olivetti...". Cuando puse ese trozo de plástico en su ranura y encendí el PC se obró el milagro: aquel disco cargó un menú que me pedía introducir el CD-ROM de Windows 95, por suerte lo tenía también a mano, y tras unos interminables minutos aquella máquina volvió a la vida.
Tengo la total y absoluta convicción de que aquello fue el nacimiento de mi vocación por esta profesión la cual algunos consideramos tan apasionante, bonita y a su vez compleja. Lo que vino ocurriendo después hasta la actualidad fue todo un mundo de descubrimiento tecnológico que he tenido la suerte de ver nacer, crecer y evolucionar. Sigo teniendo la misma ilusión por la tecnología que ese niño de 13 años, de mi pasión pude hacer mi profesión por lo que me siento orgulloso y tremendamente afortunado.